FICHA DE CATA METAFÍSICA

"Alvariño SANAMARO", Pazo de San Mauro, vino de Domingo Villar, Irmandinho da Irmandade.

El linalol canta por encima de sus hermanos terpenos. Las duras aristas de las armas cítricas, málicas y tartáricas pringan engrasadas por la redondez de las lías batonadas.

Se graba en el paladar, en el gusto y en retrogusto hasta los más recónditos lugares del recuerdo, como el vino más elegante de la Península Ibérica, con ánimo de perdurar.

Sube el listón de los blancos en el mundo hasta poco más de metro y medio largo por encima de lo conocido.

Es un vino occidental, para soñar, crepuscular, lírico, nostálgico, poético y metafísico.

No es un vino para el beber irreverente, es para saborear, para integrarte en él, sumergirte gloriosamente, sentir cómo te llena primeramente el cuerpo, sigue alcanzando el alma y llega por fin al espíritu, levitando al séptimo cielo y elevándote por encima de las vulgaridades y prosaicos problemas de esta Tierra.

No es un vino para follar, es para hacer el amor, lenta, dulcemente, más allá y por encima del tiempo…

No con una negra o con una morena, no es un vino de pasiones ni prisas, sino de profundidad. Con una rubia parisina, o una eslava sentimental, profesora de Filosofía de una Universidad del Báltico o refugiada de las crisis del Mar de Azov, de pocas palabras, largos silencios y profundos suspiros…

Esos amores transeúntes y fugitivos, eternos e infinitos mientras duran. Amores creando saudades y nostalgias vitales, amores encontrados en el Oriente Express, ella viajando a Sebastopol y tú a Vladivostock. Amores de profunda huella en el alma, imposibles, irrepetibles y sin futuro, amores irredentos, inolvidables, inconmensurables…

O en un lento atardecer, amores crepusculares en la edad, el tiempo y el momento. En una habitación blanca, abierto el balcón al mar Egeo. Que llegue el orgasmo con el último trago y con la roja luz del sol cayendo en el horizonte. La única música de fondo sea el silencio, escuchando reverentemente el sonido del mar y esperando el chisporroteo del rastro candente al fundirse en el frío océano.

En ese momento completo de amor y sabiduría, sentimiento y conocimiento, habremos armonizado nuestra vida y encontrado la justificación necesaria de nuestro paso por la tierra. Nadie nos ha pedido permiso para traernos a este Mundo. ¿A qué hemos venido? Aquí está, por un momento, la respuesta…

Galiza, 22 Junho, 2002.
Irmandade dos Vinhos Galegos
I Súo Secretário et Ubérrimo Commendattore
Guisseppe Paussatta